Te iré a buscar a la orilla, junto al mar,
cuando las sombras de la tarde se alejen
y se alarguen hasta donde nace el sol.
Y te hablaré entre las olas, ya cansadas
de ir y venir hacia ningún lugar,
donde sea posible abrazar a tus lunas.
Preguntaré por ti, aunque sé que no estás,
y oiré el canto de las aguas, que serenas,
me dirán los pensamientos que tuviste
aquel día, cuando jugaste con ellas.
Sombras y luces me gritarán tu ausencia;
testigo será el recuerdo de las olas
infinitas que soñamos en su cielo,
cuando brumas de la tarde se alargaban
y alejaban hacia la siguiente aurora.
Hasta es posible que vuelva la esperanza
para mí, arrastrada por otras corrientes...
Un poema de: Eulogio Diaz García