¡Es tan frío el hueco, tan oscuro el huerto
donde depositan mi cuerpo doliente!
—¿Cómo el hueco es frío si el cuerpo está muerto?
A partir de ahora sólo el alma siente...
Ah! Esta cama tosca donde estoy echado
y este cuarto oscuro y tan bien cerrado!
Quiero levantarme, pero estoy cansado...
¿Que rumor es ese en el cuarto al lado?
Hay un jardín cerca: siento aroma a flores.
Quiero levantarme, pero estoy cansado...
Estoy tan cansado pero sin dolores.
Y el rumor aumenta en el cuarto al lado.
—¡Bajen el cajón!— dice alguno ahora.
¿Quién murió en tanto estuve durmiendo?
Cercano a la puerta oigo alguien que llora,
lamenta la suerte de quien va partiendo.
Quiero levantarme, con fuerza tamaña
inertes mis manos y mi cuerpo duro.
Reza el sacerdote en una lengua extraña,
mientras quedo preso de este cuarto oscuro.
Va cayendo tierra sobre mi tejado.
Parece que el mundo se está derrumbando...
El aire me falta del cuarto cerrado
y una multitud fuera está llorando.
Siento un temblor leve, un escalofrío...
Casi nada escucho; nada estoy sintiendo.
¿Por qué no me sacan de este cuarto frío?
Alguien murió mientras estuve durmiendo.
¡Es tan frío el hueco, tan oscuro el huerto
donde depositan mi cuerpo doliente!
—¿Cómo el hueco es frío si el cuerpo está muerto?
A partir de ahora sólo el alma siente.
Traducción: Graciela Cariello, para la Revista Internacional de Poesía "Poesía de Rosario" N. 18 (http://www.revistainternacionaldepoesia18.es.tl/)